CULTURA MATERNA

Si las madres pudieran aprender a hacer por sí mismas lo que hacen por sus hijos cuando están sobrecogidas, tendríamos hogares más felices. ¡Que la madre salga a jugar! Si solo tuviera el coraje de dejarlo todo cuando la vida se pone demasiado tensa, y solo tomáse un día o medio día en los campos, o con su libro favorito, o en una galería de arte mientras observa larga y tranquilamente dos o tres imágenes, o en la cama, sin los niños, la vida sería mucho más feliz tanto para los niños como para los padres”. Volumen III, pág. 33